Diferencias entre Reforma Fiscal en RD y en Colombia

Por Miguel Ángel Gutiérrez

La poblada de abril de 1984 debido a una gran jornada de protestas durante los días 23, 24 y 25 durante el gobierno de Salvador Jorge Blanco del Partido Revolucionario Dominicano, se debió básicamente a lo que se llamó altos precios de los alimentos de primera necesidad, supuesta corrupción política imperante, la devaluación del peso dominicano.

Además  de la firma de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, sumado a esto una gran división a lo interno de dicho partido oficialista y lo que más tarde se supo, el único gran partido de oposición se encargó de organizar dichas protestas, en cada región del país.

Esta fue la última ocasión en que los sectores populares de República Dominicana, fueron capaces de levantar un movimiento de protesta de tal magnitud. Tras lo cual solamente la clase media ha sido capaz de levantar algún movimiento significativo de protesta, pero con métodos totalmente diferentes, y con los cuales se ha logrado grandes conquistas, como el 4% para la educación, y la lucha contra la corrupción administrativa, que sumado a la llegada a la presidencia de la República, de un hombre incorruptible, ha sido un movimiento vital que ha traído consigo una gran esperanza de erradicación de la corrupción en nuestra nación. 

Es importante señalar estas participaciones de sectores de diferentes clases sociales en momentos diferentes, para indicar que en estos momentos, lo único que podría levantar serias protestas durante la posible Reforma Fiscal que al parecer se avecina, sería que esta recaiga básicamente sobre esa hoy pensante y combativa clase media económica. 

Es altamente conocido que todos los sistemas fiscales han pasado por una serie de reformas, con la finalidad de cumplir con ciertos objetivos tales como el fortalecimiento de la capacidad económica de un Estado y contribuir a un mayor gasto público, por lo que  la República Dominicana, desde hace aproximadamente 10 años, ha realizado varias reformas fiscales, lo cual ha implicado la incorporación de nuevos impuestos o ciertos incrementos de las tasas impositivas.

Es bueno recordar, previo a esto, la reforma impulsada en 1992, que trajo consigo la eliminación de exoneraciones e incentivos y de alguna manera modernizó el sistema tributario de hasta ese momento, la del 2005, con la promulgación de la Ley 557-05, con la cual se trató de fortalecer y aumentar la recaudación mediante ingresos internos.

En 2007, se dió una amnistía fiscal mediante Ley 183-07 para los contribuyentes cuyas deudas eran anteriores al año fiscal 2006.
Mientras que en 2011, se publicó la Ley 139-11, la cual estableció un impuesto con régimen simplificado para el pago del Impuesto a la Renta a los casinos con la finalidad de financiar el mayor gasto en educación.

Asimismo, en el 2012 se aprobó la Ley 253-12 cuya finalidad fue incrementar la presión tributaria y recaudar una mayor cantidad de ingresos, ninguna de estas reformas fiscales causó protestas sociales. 

Actualmente, debido a la pandemia causada por el COVID-19, el gasto público se ha incrementado a consecuencia de las medidas de emergencia sanitaria con las cuales ha tenido que responder el gobierno del presidente Luis Abinader.

Esto aunado a la baja presión tributaria, es decir la relación de ingresos por impuestos y el Producto Bruto Interno, que ya se tenía en República Dominicana de aproximadamente el 14% según lo señalado por la Dirección de Impuestos Internos y la caída de los ingresos corrientes RD$48,716.2 millones en los primeros nueve meses de 2020 ha planteado una nueva reforma fiscal para el presente año.
 Lo que será inminente por la urgente revisión de la estructura tributaria impuesta hasta el momento, de tal manera que se actualice el esquema tributario, lo que también se ha visto seriamente afectado por la gran corrupción de gobiernos pasados.

Hoy existe una situación difícil en Colombia, debido supuestamente a la propuesta de una  Reforma Tributaria; sin embargo, no creo que aquí puedan darse protestas de tal magnitud, ya que la situación política, social y de salud, en Colombia, es muy diferente a la nuestra. Incluso, hay un contraste muy grande entre un presidente y otro, lo que imposibilita protestas significativas como las de 1984, en el país o las actuales en Colombia. 

En Colombia se suma la situación de narco estado, el desgaste de su presidente y los graves señalamientos de corrupción, la incontrolable situación sanitaria y el enfrentamiento feroz con la oposición, de la cual el gobierno ha asesinado a centenares de sus líderes, además de la geopolítica que incluye el enfrentamiento con su vecino Venezuela. 

Según reseña la prensa internacional entre las miles de pancartas que se vieron en las masivas protestas de este miércoles, en las principales ciudades de Colombia y que se repitieron este jueves, la más llamativa fue aquella que rezaba: «Si un pueblo sale a protestar en medio de una pandemia, es porque el gobierno es más peligroso que el virus».

Ninguno de estos graves y peligrosos factores existen en la República Dominicana, por lo que no veo mayores peligros en nuestro país, mientras no se toque a la sufrida clase media, y mientras tengamos a un presidente honrado y preocupado, como Luis Abinader, encabezando un gobierno donde se respeta y bien se administra el más mínimo centavo.