Por: Lic. Jorge A. Abreu Eusebio
Desde el mes de diciembre del 2019 el mundo estaba en pánico total con la mortífera epidemia del Covid-19 que ya había hecho estragos a nivel global con un inusitado crecimiento vertiginoso y exponencial en propagación, contagios y letalidad, razones por las cuales la Organización Mundial de la Salud (OMS) la declara como Pandemia Global el 30 de enero de 2020, enfrentando la población mundial elementos sanitarios desconocidos para la ciencia, creando incertidumbre y pánico generalizado al límite y atacando muy especialmente de forma inmisericorde a los más vulnerables y envejecientes.
La recesión por la pandemia de Covid-19 fue una crisis económica mundial iniciada a principios del 2020, que provocó una recesión global y una depresión en varios países. Ha sido la peor crisis económica mundial desde la Gran Depresión desatada en 1929. Causó graves repercusiones en las economías de todo el mundo, inmediatamente después de una ralentización económica mundial durante 2019 y provocó el estancamiento mundial de los mercados de valores y la actividad del consumidor. La ralentización económica mundial del 2019 fue un período de desaceleración, donde la actividad económica mundial experimentó una situación degradada, el crecimiento económico fue menor que el crecimiento potencial y el desempleo estuvo por encima de su nivel estructural.
El primer signo importante de la recesión fue el colapso del mercado de valores de 2020, que comenzó a fines de febrero y duró hasta marzo. La fuerte caída de los precios del petróleo fue una de las causas del colapso del mercado de valores global el 9 de marzo de 2020. Los mercados bursátiles mundiales se desplomaron entre un 20 y un 30 %, y a mitad de marzo la gravedad de la crisis obligó a intervenir a los gobiernos y a los Bancos Centrales a través de la política monetaria y la fiscal para evitar el colapso definitivo de la economía.
Durante la Pandemia, los gobiernos nacionales, regionales y mundiales ordenaron el cierre de establecimientos no esenciales y que los ciudadanos permanecieran en sus hogares, saliendo únicamente para trabajar (si estuvo exceptuado) o para adquirir necesidades básicas (alimentos, medicinas y demás), afectando en parte la salud mental e inclusive física, debido al cierre de gimnasios y la restricción de realizar actividades deportivas.
La Pandemia afectó severamente a la economía de los países, así como el estilo de vida de las personas. Esa crisis, a veces llamada el Gran Encierro, el Gran Confinamiento, la Coronacrisis o la crisis económica por coronavirus, causó la mayor recesión mundial de la historia, provocando la caída total del mercado de valores de 2020, un fuerte aumento del desempleo, el colapso de la industria del turismo, el colapso de la industria hotelera, el colapso de la industria de la aviación, el colapso del precio del petróleo, el colapso de pequeñas empresas, la desestabilización y colapso de la industria energética, el aumento de la deuda pública, el aumento de la desigualdad económica entre ricos y pobres, el cierre masivo de escuelas, el aumento de la desigualdad de aprendizaje educativo entre ricos y pobres, una gran desaceleración de la actividad del consumidor, una crisis de liquidez del mercado, la suspensión masiva de eventos culturales, artísticos, deportivos, religiosos, políticos, entretenimientos, entre otros eventos, así como generó grandes protestas y disturbios alrededor del mundo.
En ciertas localidades (en particular en Italia y Hong Kong) se observaron compras de pánico y la consiguiente escasez de comida y otros artículos esenciales de abastecimiento. La caída de la demanda de materias primas por la inactividad comercial en China primero y luego en el resto del mundo llevó a fuertes caídas de precios, en particular del petróleo, lo cual perjudicó a los países y empresas productores. El miedo de los inversores les llevó a refugiar su dinero en valores considerados seguros, en particular la deuda pública de los países percibidos como más solventes. De manera colectiva, los empleos destruidos representaron más de una cuarta parte de todos los puestos de trabajo en estas economías. A medida que las empresas perdieron ingresos, el desempleo aumentó considerablemente, lo que se transformó en una perturbación en la oferta sobre una perturbación en la demanda aún más extensa para la economía.
Los mercados bursátiles mundiales empezaron a caer fuertemente el 24 de febrero de 2020 debido al aumento significativo en el número de casos de COVID-19 fuera de China continental. Para el 28 de febrero de 2020, los mercados bursátiles de todo el mundo acumulaban los mayores descensos de una semana desde la crisis financiera de 2008. Las fuertes caídas prosiguieron las semanas siguientes, con fuertes bajadas el 9 de marzo y el 12 de marzo. A mediados de marzo la gravedad de la crisis obligó a intervenir a los gobiernos y a los bancos centrales de muchos países, a través de la política monetaria y la fiscal para evitar el colapso total y abrupto de la economía.
La Pandemia impactó negativamente la producción y distribución de alimentos y puso en riesgo la seguridad alimentaria de vastos sectores de la población de la mayoría de los países. Muchos casos se presentaron con escenas dantescas en la prensa.
Danilo Medina enfrentó con éxito el estadio pandémico aplicando la gran mayoría de las estrategias y medidas diseñadas que minimizaron los impactos negativos de la misma y que estuvieron relacionadas con la asistencia y la protección de los diversos actores de la cadena de suministros de alimentos con sus diversos eslabones que incluyen a los productores de bienes primarios, las industrias de elaboración de productos, los mercados locales de abastecimiento y la logística que enlazó a todo el sistema de suministros. Aplicó de manera eficiente y eficaz la asistencia directa e inmediata a las poblaciones vulnerables con la coordinación de políticas entre los distintas entidades del Estado que evitaron la crisis alimentaria en República Dominicana y las que estuvieron acordes con los lineamientos señalados en la declaración conjunta realizada en la reunión extraordinaria de Ministros de Agricultura del G20 del 21 de abril de 2020, en Roma, por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA), el Banco Mundial y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
República Dominicana tuvo uno de los mejores desempeños a nivel mundial sobre manejo de la Pandemia por Covid-19 en cuanto a lo sanitario y manejo económico. El sistema sanitario jugó un papel importante con las estructuras hospitalarias creadas al efecto y el personal que se la jugó al mil por ciento para brindar asistencia a los pacientes, interconectados eficazmente con el Sistema de Emergencias 911. Tales eventos fueron reconocidos por los organismos internacionales en cada caso. Nunca faltaron medicinas ni productos alimenticios. Los mercados y las calles estuvieron repletos de vendedores, el plan social y el gabinete social suplieron de alimentos crudos a sectores vulnerables, los comedores económicos también cumplieron un rol importante en alimentación, se implementaron las ayudas de protección social adicionales del bono gas y bono luz, como Quédate en Casa y Pa’ Ti, se duplicaron los montos de las tarjetas solidaridad, se garantizó la seguridad alimentaria y su estabilidad y baja en los precios mediante medidas eficaces y aplicación del MPP FAO-RD firmado el 21 de febrero 2018. Sin duda alguna, nadie puede negar estos hechos que fueron determinantes en la vida del dominicano y dominicana para su tranquilidad y satisfacción, excepto por la mezquindad, falsedad y manipulación, que nunca podrán tapar el sol con un dedo.