Fue un asesinato frío y calculador disparó 13 veces a Orlando después salio Miguel Cruz como si no paso nada

El hecho ocurrió cerca del mediodía y conmocionó a todo el país, no solo por el crimen y la forma de ejecutarlo, sino también por el comportamiento decente y cercano que siempre había exhibido el fallecido ministro

Fausto Miguel Cruz, quien era amigo del ministro, es descrito por los fiscales como un asesino frío y calculador

Ser amigos cercanos no le impidió que le disparara varias veces de la forma más fría y calculadora, a pesar de que, hasta el último instante confiaba en él y cuando sacó el arma de fuego le pidió que no lo baleara.

Lo mató y se retiró calmadamente. Fausto Miguel Cruz decidió quitarle la vida al ministro de Medio Ambiente, Orlando Jorge Mera, por este no otorgarle unos permisos que estaba gestionando, ha establecido el Ministerio Público durante las investigaciones del hecho que ha dejado al país de luto.

Conforme al expediente de solicitud de medida de coerción del Ministerio Público, el imputado llegó a la institución alrededor de las 10:50 a.m. y se dirigió al antedespacho de la oficina del director Nacional del Ministerio de Medio Ambiente, cuyo nombre es Juan Manuel Cuervo Desangles. Ya ahí le dio un golpe en la frente “de forma violenta” al señor Alfonso Mendoza, quien estaba en el lugar. Refiere el expediente que Mendoza le reprochó la razón de la agresión, tomando en cuenta “que ellos no tenían confianza”.

A esto Cruz le contestó que hiciera lo que él quisiera y preguntó si “el ministro Orlando Jorge Mera había llegado”, a lo que Mendoza le dijo que no.Tras el reclamo, se mostró violento y amenazante y le dijo que “hiciera lo que él quisiera” y sin antes vociferar muy alterado “hice campaña y no me resuelven”.

El despacho del ministro está ubicado en el cuarto piso del edificio que comparte el Ministerio de Medio Ambiente y el Ministerio de Turismo, y está ubicado en la avenida Gregorio Luperón del Distrito Nacional.

Cuando Cruz de la Mota sube al despacho de Jorge Mera, éste estaba concluyendo una reunión con varios colaboradores, lo que no lo paró para penetrar al lugar. Esto lo hizo porque el ministro tenía la puerta abierta, como señala el Ministerio Público que acostumbraba, y señaló este aspecto como un punto frágil “para su seguridad”.

Luego de que sale la última persona de la reunión, Jorge Mera se paró en la puerta de su oficina y le dice a Nicolás Montero (seguridad), y a Erika Altagracia Herrera Reyes (su asistente) y a Carmen Maribel Peralta: “Miguel es mi amigo, Miguel es mi hermano, es mi hermano, para qué seguridad”.

Sin que se diera ninguna discusión entre ellos, y aproximadamente a las 12:00 del mediodía, Miguel Cruz le disparó a Jorge Mera. Afirma el MP que los tiros incluyeron heridas a distancia y de contacto. Se los dio con un arma marca Taurus, calibre 380, serie No. KXL44043 y le impactaron en la cabeza, cara, tórax anterior y posterior y la mano izquierda, “causando hemorragia, contusión y laceración de masa encefálica, conforme al acta de levantamiento del cadáver No.61610 del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif)”.

Ya consumado el crimen, el siguiente paso del imputado era huir. Para ejecutar la acción se valió del conocimiento que tenía del lugar y escapó por unas escaleras. La puerta de la oficina estaba cerrada, mientras el seguridad Nicolás Montero trató de abrir, lo que no pudo hacer y procedió a dar la vuelta para penetrar por la otra puerta de acceso

Fue en ese contexto que el imputado aprovechó, salió al exterior y procedió a tomar un motor, pero antes de irse llamó por teléfono a su hija Miguelina Alfonsina Cruz Gómez, quien estaba en el ministerio. Ella fue impedida de salir de las instalaciones en su vehículo y fue requerida por el MP para ser cuestionada sobre su presencia en el Ministerio.

Ya en el motor, Miguel Cruz se dirigió a la iglesia Parroquia Jesucristo, Sumo Eterno, ubicada en la calle San Pío X, en el sector Renacimiento, en el Distrito Nacional, y desde el lugar llamó en tres ocasiones a su hija Miguelina “para que lo fuera a recoger».

En el iglesia Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote le dijo padre de la parroquia, el coronel capellán José Arismendy Leonel Helena, que había matado a una persona y le entregó el arma, que fue envuelta en la chaqueta azul que tenía puesta y guardada. 

A la iglesia se presentó el coronel de la Policía Miguel Martínez Mercedes, quien fue recibido por el padre y le contó lo que el imputado le había dicho. 

Un equipo de oficiales procedió, a invitación del religioso, “a realizar el levantamiento del arma y las evidencias de lugar”. Esto se hizo en presencia del director de la Policía Nacional, Eduardo Then Guzmán, el director del Dicrim y la directora general de Persecución del Ministerio Público, Yeni Berenice Reynoso, con quien el imputado había convenido por teléfono su entrega con la condición de que le garantizaran la vida.

Antes de sacarlo de la iglesia para su traslado a la Procuraduría General de la República, el teniente coronel Nelson Miguel Martínez Mercedes procedió a leerle sus derechos constitucionales y ponerlo bajo arresto flagrante.