Por: Brenda Feliz
En el Aybar el triaje de cadáver dispara nervios de las personas
Aunque en el hospital Luis Eduardo Aybar quitaron la morgue móvil del frente y le colocaron una puerta tipo “garaje”, para apartarlo de las personas, estas aún pueden observar cuando se ingresa un cadáver al contenedor.
Ese detalle es el causante de que Isoria Basora todavía ayer siguiera con los “nervios de punta”, pues el sábado ingresó a su esposo, de 60 años, por complicaciones causadas por el coronavirus, y pudo ver como el personal del hospital depositó en la morgue más de seis cadáveres.
“Cuando yo vi eso yo dije: ¡ay Dios mío! Fueron como 6 o 7. También había personas aplaudiendo porque salieron algunos sanos, pero fueron más los fallecidos”, detalló.
El miedo de Basora de que su esposo fallezca, se incrementó al ver el ingreso de los cadáveres al contenedor. No obstante, ya estaba predipuesta con el hospital porque tanto ella como su hijo no querían ingresar a su pariente en un centro público de salud.
Sin embargo, ella narró que intentó internarlo en varias clínicas como en el centro médico Domínico-Cubano, al Centro de Diagnóstico Medicina Avanzada y Telemedicina, además del centro Policlínico Nacional y todos los refirieron al Aybar, debido a que no tienen camas disponibles para pacientes de covid-19.
Mientras que su hijo, William Basora, explicó que lo más probable es que su padre se contagió del virus mientras laboraba como dentista.
También expresó que en el Aybar encontraron cama, y que aunque lo internaron con dudas en ese hospital, dijeron que los doctores les han dado buenas atenciones y les informaron que su padre responde bien al oxígeno.
Además expuso que su padre tiene las dos dosis de la vacuna Sinovac y que el virus le estaba pasando leve hasta que “se le disparó mucho la azúcar, ya que padece de diabetes”.
Otra paciente que está respondiendo bien al oxígeno luego de 13 días interna, es la abuela, de 90 años, de Wilson Mejía.
Él indicó que espera que las dos dosis de la vacuna Sinovac ayuden a su abuela a preservar la vida, y aunque era domingo esperaba de pie, como cada día, por las informaciones del doctor sobre el estado de salud de su paciente.
“Aquí esperando que salga el médico a dar el reporte, ojalá no sea mala noticia. Quiero decir que me siento mal porque a veces cuando salen es que dicen si falleció o no, en vez de llamar a la casa para uno venir preparado o con alguien que le de fortaleza”, señaló Mejía.
También explicó que su abuela no está intubada, sino con oxígeno en sala de internamiento común. “El doctor dijo que le cambió la mascarilla de oxígeno de una grande a una pequeña para ver como reacciona y medir si luego puede respirar por sí misma”.
También Juana Féliz está en expectativa por la salud de su esposo. Indicó que duró tres días interno en el hospital Jaime Sánchez de Barahona, pero debido a que su facultad respiratoria estaba agravando, fue trasladado a este hospital.
Féliz indicó que aunque su esposo no se quiso vacunar, se cuidaba mucho y no padece ninguna comorbilidad con el coronavirus, se infectó con la enfermedad.
“Él es un hombre que no fuma ni bebe y se mantenía en su casa, yo no sé como pescó el virus”, manifestó la señora, mientras indicó que su pareja se encuentra con oxígeno en internamiento común, y que los doctores le dijeron ayer que el paciente pasó la noche estable.
Oxígeno como una esperanza
Debido a la poca posibilidad de vivir que tienen los pacientes de coronavirus que son intubados, los parientes de enfermos muestran cierta tranquilidad al expresar que su paciente tiene tanque de oxígeno en vez de ventilación mecánica.
Además de que al paciente con oxígeno lo colocan en sala común, por lo cual esta fase se ha convertido en un punto esperanzador para los familiares.