Por: Jorge A. Abreu Eusebio.
Para nosotros, resulta altamente lastimoso, aunque lo observemos muy lejos del campo de operaciones, los horrores que entrañan las guerras; pero, sobre todo, en la ruso-OTAN-ucraniana, al discernir las causas y motivos que la han engendrado y ver que el occidente colectivo ha tejido todo un velo propagandístico de mentiras a través de todos sus medios invirtiendo sus verdaderos orígenes. Caemos siempre en cuenta en observar, razonablemente, las tergiversaciones en todas las variables que se venden para ocultar la verdad de cara al público y el desdoblamiento de los principios del derecho internacional manejados al antojo de los detentores del poder en las instituciones creadas para “preservar la paz” o contener a quienes consideran sus adversarios.
Los hechos, son determinantes, con sus características intrínsecas en cada caso y deben ser catalogados de manera razonable con la misma condición jurídica frente a dos acontecimientos que tengan la misma identidad de causa y objeto, sin invertir el fardo de las pruebas, ni el orden de los factores. Eso se puede observar a lo largo y ancho de los acontecimientos en el devenir histórico. Por solo citar un ejemplo: “Invasión de Rusia a Ucrania” y “Guerra de Irak o del Golfo Pérsico, Afganistán, Siria, Yugoslavia o Libia.
Pues bien, lo más grave de todo es ver el desprecio por la vida de los demás, no importando cuántos millones de muertos, heridos y mutilados pueda acarrear una acción en el campo de batalla, solo por conseguir dinero, apropiarse de lo ajeno y tratar de mantener un poder hegemónico, a costa del sufrimiento ajeno.
En esta ocasión, Ucrania, ha sido compelida a preparar una nueva contraofensiva, frente a la cual, al ilegítimo presidente de ucrania, Zelensky, le plantearon, para poderle otorgar un préstamos de sesenta y un millón de dólares, que debería lanzarla, así como promulgar la no desmovilización de las tropas que tienen años en la línea de fuego y realizar una movilización bajando la edad para ir al matadero, incluir presos peligrosos, mujeres, drogadictos, enfermos, de la tercera edad y de todo aquel o aquella que pueda ser objeto de conducirlo al suicidio o inmolación; llevarlos al infierno del frente, hasta que haya quedado extinguido el último que pueda respirar.
Por más que pretendan vender el irreal sueño de que la misma será un éxito, que Rusia será derrotada y podrá ponérsele una camisa de fuerza, la misma está destinada al fracaso total; será una carnicería como nunca antes se habrá visto, por más armas, instructores y maniobras de espionaje que realice la OTAN. La capacidad militar de Rusia, su entereza, motivación, preparación y su filosofía personal, son “harina de otro costal”.
Pensando que esta acción suicida sería una “gran victoria propagandística”, será una horrorosa pesadilla y para sus patrocinadores. A Zelensky no les importa en lo más mínimo las vidas ucranianas, sino solo su ego, beneficios y su vasallismo. De igual manera, a sus padrinos, asesores, cómplices y perpetradores occidentales les da lo mismo que a este y se frotan las manos gozosamente, cuales insaciables vampiros sedientos de sangre, cada vez que más personas van a ser y son sacrificadas en las trincheras del frente de batalla. ¿Pagarán por esas culpas algún día?
Es innegable, por más propaganda en demasía que se haya hecho, se haga y se siga haciendo, de que Rusia está perdiendo, que es derrotable, que su ejército es incompetente, que no tienen equipos militares y que sus tanques están hechos con material sacado de las neveras, el horror que les espera en esta contraofensiva a los soldados OTAN-Ucrania será inimaginable, terrorífico y devastador. Será un infierno apocalíptico. Si el oso le está respirando en la nuca, al provocarlo, van a sentir sus garras descuartizadoras convirtiéndolos en despojos..
Aunque la Federación de Rusia lleva la iniciativa victoriosa en la línea de fuego, después de iniciada la contraofensiva, no habrá marcha atrás para sus fuerzas militares y lo que podrá ocurrir después de contener la misma, o simultáneamente, es un contraataque mortal y decisivo que deje a Ucrania convertido en un andrajo combativo, sin poder competitivo ni negociador y perder su estatus de Estado.
Frente a este razonable y evidente escenario: ¿La OTAN se hará de la vista gorda o entrará ya en el campo de batalla, no como patrocinador sino como fuerza militar? ¿Entrarán al ruedo los F-16? ¿Cuál sería evidentemente la contra respuesta de Rusia? ¿Escalada hacia infierno nuclear o negociaciones justas basadas en el campo de batalla? ¿La Federación de Rusia jugaría con su seguridad existencial o la defendería con todos sus medios?
Estas interrogantes abren un abanico de respuestas, de mayores interrogantes y grandes intrigas. El que anda con gasolina o tiene la cola de paja, no debe jugar con fuego. Parafraseando a Frank Mayor: “No es posible jugar con fuego sin quemarse”.
El autor es egresado Cum Laude de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Analista Legislativo y Elaborador de Proyectos Legislativos.