“Padre Pedro” apunta al enfrentamiento entre el deber y el querer

José Roberto Díaz y Jovany Pepín protagonizan la obra teatral “Padre Pedro”, que se presentó en el Teatro Lope de Vega, en Novocentro

Que nunca nos ganen los prejuicios. Cuando fui convidado a la puesta en escena de la obra teatral, “Padre Pedro”, que se presentó en el Teatro Lope de Vega, ubicado en Novocentro, el fin de semana pasado, la predisposición estuvo a punto de imponerse.

Del elenco, que sólo incluía a dos actores: José Roberto Díaz, de quien conozco su trabajo hace más de dos décadas y Jovany Pepín, hasta entonces, un total desconocido, al menos para mí, la verdad que mis esperanzas no eran muchas. Pensé: éste debe ser un trabajo amateur en el que José Roberto pone a prueba a uno de los estudiantes de sus famosos talleres de actuación.

Nada más alejado de la verdad. El buen sabor de boca que dejan los buenos trabajos siempre es menester agradecer. Detrás de ellos, de los actores, estuvo la mano de Manuel Chapuseaux, haciendo de las suyas en la dirección de la obra.

El largo introito viene a cuento por la experiencia vivida tan pronto crucé el umbral del nuevo espacio para las representaciones teatrales en la ciudad, que, aunque demasiado angosto y “forzado en la disposición de los asientos” significa otra puerta que se abre para actores, actrices, directores(as) y productores(as) de teatro y eso hay que valorarlo.

La cúpula eclesial en ese vitral con motivos sacros, el confesionario y los bancos que simulaban una capilla, como únicos elementos decorativos, junto al título de la obra, anunciaban, por lógica, que el asunto tenía que ver con asuntos relacionados a la iglesia católica.

“¿Padre, puede confesarme?” Pide, suplica, más bien, exige una y otra vez el atormentado Dante (Pepín), ante la sorpresa del padre Pedro (Díaz), para dar paso a una serie de revelaciones que plantea el dramaturgo argentino, José Ignacio Serralunga, en un texto crítico, aleccionador y, sobre todo, que presenta trazos del conflicto que supone el enfrentamiento entre el deber y el querer, ante situaciones tan humanas como la violencia intrafamiliar, la infidelidad o esa pregunta centenaria sobre la efectividad o no del celibato entre los sacerdotes y las monjas.

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