Dinamarca : Al menos 100 delfines nariz de botella fueron matados en las islas Feroe (Dinamarca), en la que sería «la mayor cacería de esta especie en más de 120 años», denunció este viernes la filial británica de la organización ecologista internacional Sea Shepherd.
Se estima que los animales fueron atacados con cuchillos y otros instrumentos afilados después de ser conducidos hasta la costa. Se trata de 98 ejemplares adultos, una cría y una hembra embarazada, detalló el grupo conservacionista, que fotografió, filmó e hizo un conteo de los cadáveres.
«Esta cacería de delfines, y de hecho la matanza de todos los calderones [ballenas piloto] y delfines en las islas Feroe, es simplemente una vergüenza y, con razón, causará más indignación nacional e internacional», aseguran los activistas.
El incidente se registra después de que funcionarios de las islas Feroe anunciaran a principios de mes que permitirían la continuidad de las cacerías tradiciones de mamíferos, con un límite de 500 delfines para este año. La decisión fue motivada por la masacre de 1.428 delfines de flancos blancos en septiembre del año pasado durante la celebración anual llamada ‘Grindadráp’, que provocó una ola de rechazo a nivel mundial.
El grupo ambientalista Blue Planet Society instó entonces a Dinamarca y a la Unión Europea a tomar medidas para «salvar a los delfines protegidos de estos habitantes completamente irresponsables de las islas Feroe». Sin embargo, solo 10 días después del ‘Grindadráp’ fueron asesinadas al menos 53 ballenas piloto.
A pesar de la indignación y el rechazo que provoca esta costumbre, las cacerías continúan. Muchos lugareños han pedido a los activistas que respeten su cultura y han prometido continuar esas milenarias tradiciones.
«La matanza de 100 de estos delfines es una señal política para mostrarle al mundo que a los cazadores de delfines en las islas Feroe no les importa la opinión de su propio pueblo o de la comunidad internacional. Realmente esperamos que el Reino Unido y la UE respondan a esta posición con la presión diplomática y económica necesaria», afirmó Astrid Fuchs, de la organización de defensa de los cetáceos Whale and Dolphin Conservation.