Por Ramón Ceballo
Diputado al Congreso Nacional dominicano
La República Dominicana, del siglo XXl, vive en sentido general una situación política, social y económica que demanda el liderazgo de hombres y mujeres, capaces de asumir los riesgos que exige el momento.
Fue muy difícil para el PRM, enfrentar con éxito al Partido-Estado (PLD), que durante 20 años asaltaron y secuestraron las instituciones públicas. Es aún más difícil mantener en el poder un partido que no tiene control de ninguno de los poderes faticos.
Para que no ocurra lo que pasó con el PRD, que solo esporádicamente llegaba a dirigir el Estado, obliga al PRM a construir estructuras fuertes con políticos que no calienten los muebles de sus casas y asuman un rol de vanguardia junto a la población dominicana, apoyando a un presidente que tiene voluntad de enfrentar el crimen organizado, la corrupción y la impunidad.
Para representar los intereses de la sociedad dominicana, los dirigentes y organismos del Partido Revolucionario Moderno (PRM) tienen muchos obstáculos en el camino. Deben demostrar que están en condiciones de asumir el compromiso con los sectores golpeados por la política aplicada por Leonel Fernández y Danilo Medina en los gobiernos del PLD.
El primer desafío a enfrentar es pensar en la importancia de la unidad y actuar como un cuerpo real.
La dirección del Partido a todos los niveles, debe convencer a la población que son diferentes, y dejaron en el pasado la intriga, la calumnia y la difamación que heredaron del partido blanco, (PRD).
El Segundo reto es estructurar al PRM como partido y convertirlo en una fuerza orgánica y electoral real. Definir con claridad hacia donde pretenden marchar y que espacio busca ocupar en la sociedad.
El tercer obstáculo clave a vencer, es definir qué clase de Partido quieren tener. Un Partido-Empresa, donde valoran los dirigentes por los recursos que aportan cuando buscan una posición en el partido, o un Partido democrático, en el cual prevalezca la meritocracia.
Si no es un Partido-Empresa, entonces es fundamental abrazar procedimientos democráticos y transparentes con orientación ética, moral, y mecanismos disciplinarios ejemplarizadores.
El cuarto reto, es defender desde el gobierno e instancias de poder un programa con las reformas económicas, sociales y políticas que demanda la sociedad dominicana, planteando los problemas y ofertando las soluciones adecuadas.
Si logra vencer estos cuatro obstáculos, la dirección del partido PRM, hoy en el gobierno, debe asumir un papel de vanguardia defendiendo las ejecutorias del gobierno que encabeza Luis Abinader, inspirado en adecentar la vida pública, liberando a la República Dominicana de la corrupción pública y el crimen organizado.
Solo logra el PRM fortalecerse si realiza un proceso convencional democrático, participativo y abierto, en donde sean las bases quienes decidan cuales autoridades serán las que les guiarán en la defensa del gobierno del Cambio.
Solo así podrá lograr el Partido Revolucionario Moderno (PRM) seguir siendo el centro de atracción de los sectores que aspiran a encontrar un espacio para hacer política decente, cualquier mecanismo, que no sea fruto de un proceso democrático para eligir sus autoridades, afectaría seriamente la cohesión y la unidad partidaria.