Por Dominga Valdez
Periodista
La tragedia de la discoteca Jet Set, la madrugada del martes, me sigue comprobando, la fragilidad de la vida, lo impredecible que es la existencia, para nosotros los seres humanos.
Salimos de nuestros hogares y no sabemos con certeza, si retornaremos sanos y salvos.
Continuamente posteo en mi Facebook, estas frases.
» La vida es frágil señores, en esa reflexión, les llamo a dar cariño a sus seres queridos, así sin ningún motivo especial.
Les insto a valorar a esas personas que están incondicionalmente a nuestro lado, aún conociendo ellos, nuestras luces y sombras.
Invito a mis lectores, a que abracen a sus familiares a cada momento, asimismo
cuando les llevan al aeropuerto para tomar un vuelo o cuando van a someterse a una cirugía, todo lo que conlleva anestesia, volar en un avión, es un riesgo de muerte y lo sabemos.
Les repito con mis letras, a todos los que me siguen, que llamen temprano a sus hijos, sus padres y hermanos, para ver cómo amanecieron y si están bien.
Les invito a que limen asperezas con sus familias, amigos, vecinos, colegas, si existe un chisme, enemistad por cosas simples, odio, resentimientos callados, malos entendidos y rencores pendejos, que los mantienen distanciados y perdiéndose momentos felices, en un junte familiar.
Esa tragedia de la noche negra del Jet Set, nos llama a una gran introspección, nos llama a comprobar cuanto queremos a un familiar en peligro, pero quizás nunca se lo expresamos ni con abrazos mudo, de esos que te sacan el aire.
El merenguero que llenaba fiestas, fue una de las 226 víctimas fatales, de esa gran negligencia estructural, del pesado techo del famoso salón de baile.
También súmele, las más de 250 personas que fueron trasladadas, a los distintos centros hospitalarios del país.
No cuesta nada, avisar a un familiar, dónde vamos a estar, por si sucede una eventualidad nefasta, como el colapso del pesado techo sepultando a víctimas y afectando a los heridos que están en los distintos centros de salud de Santo Domingo, además de los desaparecidos bajos esos pesados escombros.
Fue una tragedia que enluta a un país, tragedia que nos une como pueblo, ese mismo pueblo que ama el merengue, que disfruta el baile y apoya a sus artistas.
Una fatal madrugada de terror, gritos, desesperación conjunta, ante ese inesperado suceso muy desgraciado y lamentable.
Una fiesta que ha dejado, a tantos hogares incompletos y rotos por el dolor.
Una madrugada negra, que nos deja los corazones apesumbrados, un sentir que estruja el alma.
Momento que no solo, ha causado daños emocional y físicos, a los heridos rescatados y aquellos que solo sufrieron lecciones leves.
Rescate que afecta emocionalmente a los periodistas presentes y socorrista que han trabajado día y noche en busca de más cadáveres, porque a estas alturas, no es probable que existan sobrevivientes. Dios permita.
Recalco que debemos estar en paz, con nuestras familias, porque no se sabe del mañana, expresar afecto, en vida, porque es tan sorprendente saber, que dejamos este plano terrenal, en cuestiones de un segundos.
Aún está a tiempo, para dar cariño a tu familia y vivir en sana convivencia con todos, porque me afecta hasta la muerte, de un buen vecino, de eso que se convierten en familia escogida de esas que igualmente la vida nos regala.
¿Porque ya vieron cuantas familias están hecha trizas?
Estas son de las letras, que un periodista nunca desea escribir.
Cuanto dolor siento en el alma.
Que vuelen en paz los fallecidos y fortaleza a sus familiares.
Porque es un soplo la vida.