Por Edwin Díaz
Un embajador de la alegría y la nobleza dominicanas nos deja un legado musical de excelencia que lo mantendrá vivo paseándose por el mundo…
Así es la huella que dejan los grandes al marcharse…
Trascienden en su entorno u ocupación, además de por su talento, también por su disciplina, su don de gente y su corazón, sea en el béisbol, la moda y hasta en sus buenas relaciones con los demás.
Generaciones de hispanos en el mundo, cientos de millones, celebran el amor y también se sumergen en la nostalgia de las canciones de la voz más alta de nuestro ritmo feliz…
Algunos cientos partieron con él…
No podríamos olvidar a ninguno…
Sus recuerdos los conservarán entre nosotros…
Vendrá el día en que sólo el amor, que es la manifestación de Dios mismo, nos permitirá sanar…
Amando, dando y recibiendo amor en este tiempo de consolación, es como en su tiempo será completado el alivio y también el consuelo divino.
Por Jesús de Nazaret el Cristo, Salvador del mundo… Amén!!
ed
*El autor es periodista dominicano residente en Orlando.