Escritora y Docente
UPR Humacao
Departamento de Español
Las mujeres no tenemos que esperar la concesión, discriminatoria por demás, de la «celebración» de la Semana de la Mujer, para reflexionar sobre los mecanismos de invisivilizacion, agresión, subordinación, sometimiento, hacia nosotras entre otras conductas oprobiosas.
Celebraré la semana de la mujer, el día que celebremos la del hombre (y aquí también estamos discriminando).
El día que no haya que celebrar ninguna, será un triunfo para la equidad y la justicia.
Aprovecho la ocasión, para denunciar por mil vez, sobre la práctica androfalocentrica que escuchamos en los saludos protocolares de actividades formales, informales, oficiales y gubernamentales; «Sr. (con todos los títulos y cargos habidos) fulano de tal» y su «distinguida» esposa (que no es tan distinguida pues no amerita reconocer la dignidad de llevar un nombre propio, y sus títulos y cargos, cuando los tiene.
Este discurso representa una práctica machista, sexista, indigna, inmoral, ilegal, excluyente, y por lo tanto, DISCRIMINATORIA.
Peor aún, por ignorancia, miedos a perder su estatus de primacía (o primates), sometimiento, irreflexión u otras causas, los esposos de estas mujeres (y hasta ellas, en ocasiones) callan y consienten estas terribles conductas recalcitrantes tan arraigadas en la sociedad, e inexplicable e incomprensible, en demasía, es que ellas mismas lo toleren.
Considero que es hora ya, de detener estas narrativas repudiables.
¡BASTA YA!
Nosotras tenemos nombres y apellidos y no nacimos al mundo el día que nos casamos con los «Distinguidos Señores fulanos de tal».
Tenemos presencia y esencia, participamos y aportamos en todos los renglones sociales, compartimos el universo, perpetuamos la especie, alimentamos el mundo, entre otras funciones naturales, sociales y culturales.
MERECEMOS NUESTROS NOMBRES!
Por ello, yo construyo, celebro, reparo, rescato, protejo, reivindico y respeto mi ginescencia todos los días, no tengo que esperar un 8 de marzo para recordarlo.
Ser mujer, es un ejercicio diario de resistencia y sobrevivencia, en esta sociedad desgarrada que me ha tocado vivir.