NUEVA YORK.- El Defensor del Pueblo de la República Dominicana, Pablo Ulloa, hizo un llamado aquí para que se le «proporcione la oportunidad real al dominicano residente en el exterior.»
Durante su periplo de una semana en territorio estadounidense en el que sostuvo encuentros con diferentes sectores quisqueyanos en varias ciudades, el abogado, psicólogo y experto en políticas públicas señaló que el Defensor del Pueblo quiere a cada momento celebrar el orgullo de ser independiente y abrazar nuestra Constitución.
Dijo que su libro «Por el bien común, hacia un Estado de bienestar para todo», es una visión moderna de la sociedad dominicana, basado en la igualdad, equidad y justicia social.
«Creo que el dominicano que reside en el exterior tiene que tener una oportunidad real, ese dominicano tiene que tener un banco de inversiones, que le pueda garantizar que cada remesa tenga una sostenibilidad», señaló.
Asimismo, que no puede existir ese nivel de inversión, en término inmobiliario que termina siendo a veces fraudes; pero al mismo tiempo que sus hijos no tengan una vinculación con la RD a través de la educación u otras experiencias.
«Creo que podemos hacer experiencia, que no tienen que ser con discursos, sino con acciones reales; considero que el Banco de Desarrollo y Exportaciones (Bandex) no tienen ninguna razón de ser»
Dijo que cada peso que se manda de los 10 mil millones, termina siendo un sostén para la economía del país, porque no puede tener movilidad ese dominicano.
«Al fin y al cabo, ese dinero llega a la economía, llega real, no como la de Turismo que se queda fuera. Hablamos de 10 mil millones, cuando el 80% se queda en los tours-operadores, y el 15% en grandes riquezas, y solo 16 mil pesos llegan el salario mínimo en el Turismo, eso no es redistribución de la riqueza. La remesa le llega al pobre y se queda en el día a día», dijo.
Sus declaraciones fueron emitidas durante un encuentro el pasado fin de semana con diversas organizaciones comunitarias, de la sociedad civil y periodística, que coordinara el autor de esta crónica en los exclusivos salones de Beverly Hills Manor, en El Bronx.